"Holocaust 101"

7.  La Afirmación Revisionista: Zyklon B era muy tóxico.  Siendo así, habría sido imprudente y contraproducente poner en peligro el personal del Tércer Reich supuestamente ocupado de retirar a los cuerpos de las cámaras de ejecución poco después de que fueran “gaseados.”

 

La historia fraudulenta de ventiladores poderosos instalados en las alegadas cámaras de gas, que en realidad eran morgues, ha sido frecuentemente repetida.  Cualquiera con sentido común puede visitar Auschwitz-Birkenau y mirar la estrecha proximidad de las alegadas “cámaras de gas” a la cafetería y el hospital de las SS separados por unos cuantos metros cruzando la calle.  No verán ventiladores poderosos, ni tornillos ni tuercas, ni soportes ni anclas para ellos, ni chimeneas altas similares a las que existen, por ejemplo, en el complejo de cámaras de gas de casa de muerte  en Parchmont, Missisippi y otras cámaras de gas de los Estados Unidos – dispositivos para expeler y disipar el gas mortífero. 

 

Es más, hay relatos – por ejemplo, ¡la “confession” de Hoess obtenida a través de la tortura bestial! – de varios de los del Grupo de Presión del Holocausto que los “Sonderkommandos” entraban las alegadas cámaras de gas para remover a los muertos apenas algunos minutos después de los “gasamientos” – ¡fumando, comiendo y bebiendo!  No podían hacer eso con máscaras de gas puestas. 

 

Vaya a Auschwitz.  Vaya a Birkenau.  Mire los hornos crematorios supuestamente en operación 24 horas por día, justamente al lado de la “cámara de gas.”  ¡Entre las dos salas no había ni una puerta!  Es evidente que no había sido prevista una puerta.

 

Nosotros tenemos pruebas forenses, verificables independientemente,  a través de las muestras y raspaduras traídas de esas instalaciones por el muy difamado Fred Leuchter y el científico alemán Germar Rudolf, mostrando ausencia de residuo o muy poco residuo del Zyklon B que, según el difunto Dr. William Lindsey, químico de alto rango, para la gran compañía estadounidense, Du Pont of America, todavía debería de estarle agarrado al hierro en arena, hormigón, durante cientos, por no decir millares de años.  (Lindsey, William B. “Zyclon B., Auschwitz and the Trial of Dr. Bruno Tesch,” Journal of Historical Review, 4, (1983: 261-303.)

 

Las muestras tomadas por el procedimiento de Leuchter con guantes de caucho y máscaras faciales puestos, fechándolas, identificándolas y guardándolas en doble bolsas de plástico estériles, fueron filmadas como una precaución antes de que fueran llevadas a los Estados Unidos y analizadas por Alpha Laboratories de Ashland, MA, por Dr. James Roth, un profesor de Química veterano de diez años en la Universidad de Cornell.  Dr. Roth fue acreditado como especialista en su campo por la Corte de Toronto durante el juicio de Zündel de 1988.  (Roth Testimony as summarized in Did Six Million Really Die?  Report of the Evidence in the Canadian “False News” Trial of Ernst Zündel – 1988, Edited by Barbara Kulaszka, pág 362-363)

 

Conpruebe el testimonio de Dr. Roth y entonces calle para siempre.

 

 

 

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